Praxis vital, práctica laboral
Texto curatorial de la exhibición “Sense of Self“ de Jessica Trosman, Tomas Redrado Art, Miami, diciembre 2023.


En la instancia discursiva del acercamiento a la obra de un artista, las historias de origen son utilizadas para explicar y justificar su carrera y contextualizar sus obsesiones. La multiplicidad de estas historias presenta una enorme diversidad, y en todos los casos hay un protagonismo de lo extraordinario. Algunos artistas refieren a experiencias traumáticas de sus vidas como el momento epifánico en el cual el destino de una vida en el arte queda revelado. Otros dicen ser portadores de una obstinación desde la ingenuidad de su infancia que los impulsa hacia el arte. Estos serían aquellos artistas que sugieren haber "nacido" como tales. Hoy, en un refinamiento más contemporáneo de los discursos, las identidades sociológicamente definidas de las personas son la fuente de donde emana la legitimidad de su práctica. La pertenencia a una comunidad minoritaria cuya praxis vital diverge de las formas y conceptos de la cultura hegemónica es el hipervínculo que remite a discursos legitimados y le provee a la obra de una discursividad política y estética.

Sense of Self es el título de la segunda exposición individual de Jessica Trosman, una creadora insaciable que cuenta con la experiencia de una enorme carrera en la industria del diseño y la producción de indumentaria, y quien ahora encuentra en la práctica escultórica el medio natural para explorar su manera de hacer. No es posible separar a la artista Jessica Trosman de la diseñadora, identidad que persiste en la memoria de su público y en el lenguaje de su obra escultórica. En el contexto de la emergencia de Inteligencias Artificiales capaces de generar contenidos mediante un complejo sistema que promedia y reinterpreta la totalidad de la historia de la creatividad humana, la subjetividad e intenciones de un ser sintiente y encarnado en el mundo se vuelven más que nunca condición necesaria para que un objeto artístico produzca sentido.

Jessica Trosman describe su vida como una exploración respecto de cómo existir en el mundo a través del hacer. Abandonó sus estudios de diseño de indumentaria urgida por la necesidad inmediata de abordar la práctica concreta en el campo laboral. Sin esperar una aprobación externa, hundió sus manos en las maquinarias y torbellinos de la industria y del mercado. Esta pulsión vital sirvió como el canal que encontraron en ella las intuiciones elementales que conforman el corazón del arte: La equivocación es partera del descubrimiento; la materia piensa animada por las manos de quien la manipula; la obra no es vista por el ojo sino por la presencia del cuerpo del espectador ante ella, como si se tratase de un espejo mágico capaz de reflejar el estado interno de quien se presenta ante el.

La historia de origen de JT la artista sería la de una diseñadora de renombre internacional cuya exploración la lleva a trascender los límites que le impone la industria. La estratificación de su sensibilidad que es resultado de su experiencia en este campo define su relación con esta nueva praxis: otro sistema de apreciación, consumo y circulación. A lo largo de su carrera como diseñadora de indumentaria, sus diseños se caracterizaron por una exploración que busca la abstracción de las formas del léxico de los sistemas constructivos (clásicos y originales) y la primacía de la experiencia del asombro y el descubrimiento por parte del usuario. Caracterizada por sus detalles semi-ocultos, su obra es una suerte de acertijo urdido en hilo y textil.

Las esculturas creadas por Trosman han desplazado al cuerpo humano de su rol como bastidor y soporte de exploraciones formales. En este movimiento se ha encontrado con la presencia de su límite externo, esta especie de vestimenta rígida y estructurada en la que nos hemos arropado: la arquitectura, la ciudad. Las nuevas piezas de Trosman, híbridos de vestimenta, mobiliario e instantánea tridimensional de la catástrofe, se ubican a lo alto y a lo ancho del espacio físico para explorar los límites formales y expresivos de los materiales que ella ha trabajado históricamente: textiles, colores y estampas. Las estructuras con las cuales Jessica trabaja en esta nueva etapa le traen un nuevo léxico, que la comienza a habitar: Chapas de metal, carpinterías, cables de acero y cuerdas sintéticas que tensionan y suspenden sus creaciones en el escenario del arte, como bailarines congelados en la cima de un salto, cuya elegancia se ve subrayada por la incertidumbre de su forma final.